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Notas de opinión

Rubén Vela - Poemas americanos


Rubén Vela es un poeta mayor, una voz inconfundible dentro del quehacer literario argentino y latinoamericano. De allí que esta nueva selección y estudio crítico de su poética emprendido por Nina Thürler y Ediciones Eleusis signifique un valioso aporte de reflexión para todos aquellos lectores ávidos de poesía. Si bien la producción de Vela implica en sí un constante desafío, un constante descubrimiento, estos poemas tienen el poder de transportarnos hacia lo más profundo de un americanismo que, en apariencia, parecía habernos sido negado a los argentinos, legatarios de una identidad cultural resultante de históricas oleadas de migraciones europeas. Desde un conmovedor interrogante:"¿Cómo eras, patria de mi patria, antes de llamarte / América?", en la respuesta crece, como un viento nocturno, la palabra desnuda, el decir despojado: "Alta luz del silencio / sobre la noche / tu mansa voz de luto / me desnuda." Quizás porque el poeta presiente –tal como lo declarara en una entrevista- que la musicalidad de Rubén Darío, el apasionamiento de Pablo Neruda o la exaltación indigenista de Vallejo cantaron ya con voces únicas al suelo continental, su palabra elige un sendero diferente, se eleva intentando no develarlo todo, acercando al lector un fragmento, una huella, apenas una imagen que, sin decirlo en su totalidad, sin definirlo, lo ayude a reconstruir el concepto de espacio americano. "Mi obra es, en ese sentido, casi arqueológica. Mis poemas (...) son una contraposición de voz y de silencio, de canto y de soledad." Este poeta nacido en Santa Fe, perteneciente por razones cronológicas a la generación del 50, en una forma particularísima de denunciar olvidos, sin erigir estructuras panfletarias, manifiesta: "´Esto es América´, me decían, / mostrándome las altas cordilleras, / el suicidio del sol sobre los trópicos, / los grandes ríos furiosos. / Sólo vi pies descalzos, / criaturas americanas / sobre el hambre y el frío / como frutos desnudos. / ´Esto es América´. Sobre las tierras / indias del centro y del sur / vi desolación. Y, al borde, / las grandes ciudades opulentas, sólo / al borde..." Licenciado en antropología y en arqueología, Rubén Vela confiesa ser urgido por decir todo lo que lo rodea, por cantar todo lo que lo conmueve. Es así que nos habla de ciudades abandonadas en misterios selváticos por los dedos del tiempo: "La edad / de los cuerpos / desnudos / donde todo / está muerto / o todo está / por nacer"; de razas sometidas por "una larga memoria de violencias": "Raza entera de hombres / con los pies en la tierra / y con tanto dolor / como cabe en el mundo."; de dudas inquietantes acerca del futuro: "¿Qué tendrás, hijo mío, / qué muerte elegirás / para seguir viviendo?" Y para toda denuncia, para todo reclamo, se aferra a la palabra: "Si por acaso / algún día olvido la palabra, / si por acaso / -digo- / la palabra me olvida / me volcaré a la tierra, / me llenaré las manos / con barro nutritivo, / con profundas memorias vegetales, / con raíces de pan."; "La palabra / siempre / temerosa / del vestido / de / gala / sobre su desnudez / magnífica."; "La palabra en armas / su porfiada vehemencia / su penetrante ardor / su insolente / su incómoda / sencillez." Al decir de Nina Thürler, "Rubén Vela ocupa un espacio de privilegio en la poética Hispanoamericana de la segunda mitad del siglo XX." Justo es, entonces, que las nuevas generaciones se nutran de su personal cosmovisión para que, abandonado el excesivamente farragoso territorio de la metáfora o los sitios sangrantes con olor a trinchera, esas voces nacientes comprendan que: "El trueno liberado / aún no es poesía. / Conviértelo en silencio."; y que, cuando lo logren, al igual que ante las ruinas de Chichén-Itzá, puedan decir, con total convencimiento: "Has vencido a la lluvia / y al viento de esa lluvia. / Has vencido a la muerte / y al viento de esa muerte."

© Norma Segades - Manias


 

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